Santiago Laval
Nace en Croth, en la región francesa de Normandía, el 18 de septiembre de 1803. Su padre trabajaba en una granja y era alcalde del pueblo. Su madre fallece cuando él tenía solamente siete años.
A la edad de 14 años se va a vivir con un tío sacerdote que le anima a entrar en el colegio-seminario de Evreux, pero lo abandonará muy pronto pues no se encontraba a gusto y no tenía éxito en los estudios. Su padre no estaba de acuerdo con la decisión de volver a casa y le asigna duros trabajos. Santiago pide retomar sus estudios y se marcha a París, al colegio San Estanislao, donde obtendrá su bachillerato en 1825.
Cursa estudios de medicina en la universidad de la Sorbona y al cabo de cinco años recibe el doctorado. De vuelta a Normandía decide abrir una consulta. Era muy caritativo y cobraba poco dinero por su trabajo, los pobres le querían mucho.
Santiago había sido siempre un hombre religioso, pero poco a poco deja de practicar. Llevaba una vida confortable y no le faltaba de nada, pero su conciencia no estaba en paz; é
l mismo en un momento dado llega a confesar: “yo me resistía a Dios”.
Finalmente, en el otoño de 1834, hay en su vida un proceso de conversión radical que le lleva a volver a la práctica religiosa e, incluso, a pasar horas de meditación profunda.
En junio del año 1835, ingresa en el Seminario de San Sulpicio, en París, y es ordenado sacerdote en diciembre de 1838. Ejercerá su sacerdocio durante dos años en la pequeña localidad normanda de Pinterville.
Hacia mediados de junio de 1840 le sucede algo que iba a cambiar su vida para siempre: el paso por París de Monseñor William Collier, vicario apostólico de Isla Mauricio. Monseñor Collier buscaba sacerdotes de habla francesa dispuestos a partir a Isla Mauricio y entra en contacto con el superior de San Sulpicio, el cual le habla del P. Libermann y de su deseo de una congregación para la evangelización de la raza negra, la llamada “Obra de los Negros”.
El 17 de noviembre de 1840, llega al Seminario de San Sulpicio con el deseo de formarse para ir a misiones. No habiendo transcurrido ni siquiera un año, el Padre Santiago Laval parte rumbo a Isla Mauricio, como misionero del Corazón de María, donde se quedará para siempre y será un persona muy querida por toda la población, que todavía hoy no le olvida y le reza con fervor.
Santiago Laval fue beatificado por el Papa Juan Pablo II el 29 de Abril de 1979.