JUSTICIA Y PAZ EN LA ESPIRITUALIDAD ESPIRITANA
Según dice nuestra Regla de Vida, “consideramos como parte constitutiva de nuestra misión de evangelización:
- la liberación integral del hombre;
- la acción por la justicia y por la paz;
- y la participación en el desarrollo.
Como ya escribió el P. Libermann en el reglamento para sus misioneros en 1849, “seréis los abogados, el apoyo y los defensores de los débiles y pequeños contra quienes los oprimen”.
Comprometerse a favor de la Justicia y de la Paz es interiorizar la miseria colectiva y sus causas.
Poner los problemas de la Justicia y de la Paz en el corazón de nuestra vida espiritana es crear una manera de ser y de ver, que nos llevará necesariamente a una nueva manera de vivir y de actuar.
Como dice la Regla de Vida Espiritana: «Para contribuir de modo eficaz a la promoción de la justicia y de la paz, nos esforzaremos por analizar las situaciones, para descubrir la relación entre los casos individuales y las causas estructurales».
Los espiritanos debemos dar cabida en nuestra vida, con discernimiento, a las interpelaciones que sobre la Justicia y la Paz surjan en otros contextos.
Nuestra animación misionera debe estar impregnada de este espíritu y hacer presente las causas que ocasionan las injusticias de los pueblos más oprimidos.
Para vivir nuestra vocación en esta perspectiva, necesitamos una sólida espiritualidad que nos haga capaces de enfrentar situaciones de conflicto, de estar atentos a las situaciones de Justicia y Paz, de adentrarnos en las periferias y de arriesgar incluso nuestras vidas.
En un mundo globalizado, la Justicia, la Paz y la Integridad de la Creación, sigue siendo una de las mayores preocupaciones de nuestro tiempo y que da a nuestro carisma inicial su auténtico desarrollo. Hoy, como en los inicios de nuestra Congregación, la defensa de los pobres y los débiles, en la situación en que se encuentren, es nuestra razón de ser.
Nuestro compromiso con Justicia y Paz es más que un análisis de situación, de denuncia, de manifestaciones y de grupos de presión.
Numerosos espiritanos en todo el mundo viven en las periferias pobres y violentas de muchas ciudades; en situaciones de guerra, en medio de enfermos de SIDA, inmigrantes y refugiados.
Optar por la vida, por la paz y la justicia se concretiza en la atención, aquí en España, a inmigrantes africanos y a los drogodependientes.
Porque también España es territorio de misión y también en nuestras calles hay personas que ya no tienen nada, ni siquiera esperanza.