Claudio Poullart des Places
Nace en la ciudad francesa de Rennes, región de la Bretaña, el 26 de febrero de 1679. Su padre era uno de los comerciantes más ricos de la ciudad y un abogado muy apreciado en el parlamento bretón, mientras que su madre pertenecía a una familia más pobre.
Cursa sus primeros estudios en el colegio de los Jesuitas de Rennes y de 1693 a 1694 realiza un curso completo de retórica en Caen y el 25 de agosto de 1698 defiende brillantemente su tesis de filosofía en Rennes.
En el mes de octubre de ese mismo año parte hacia la ciudad de Nantes, donde comenzará la carrera de derecho.
De vuelta a Rennes, en verano de 1700 y recién licenciado, decide hacer un retiro espiritual durante el cual reflexionaría sobre lo que el definió como “las verdades de la religión y la elección de un estado de vida”.
Habiendo considerado sobre todo el bien que él podría hacer a las almas y siendo muy admirado en el colegio Luis el Grande de París, centro dirigido por los Jesuitas en el cual residía como pensionista, opta por el estado eclesiástico y recibe la tonsura el 15 de agosto de 1702.
Claudio mostraba inquietud por la situación de los “niños mendigos”, tan frecuentes en esta época en París y, poco a poco, comienza a ayudarles en algunas de sus necesidades materiales.
Muy pronto se da cuenta que hay muchos jóvenes que realizan estudios eclesiásticos que también necesitan ayuda y se hace cargo de algunos de ellos sin pensar por el momento en fundar una congregación.
Él está convencido de que a estos jóvenes les hacía falta una formación espiritual y medios de vida. Por eso, se decide a alquilar una casa en París, la cual habitará con una docena de estudiantes. En esta casa fundará, el 27 de mayo de 1703, fiesta de Pentecostés, el Seminario del Espíritu Santo, cuando sólo tiene 24 años, y aún no era sacerdote. En 1705, al quedarse la casa pequeña, dicho seminario se traslada a otra más grande.
Pero es al final del año 1704, en el transcurso de un retiro espiritual, cuando Claudio escribe sus “Reflexiones sobre el pasado”, en las cuales expone las dudas que él tiene sobre sí mismo para dirigir la comunidad del seminario, al mismo tiempo que se preparaba para recibir la ordenación sacerdotal que recibirá el 17 de diciembre de 1707.
Es de destacar como característica de este seminario que, para ser admitido, era necesario que la persona que pidiera ingresar fuese pobre y no pudiese pagar la pensión en otra parte.
Desgraciadamente Claudio no permanecería mucho tiempo junto a sus discípulos. A finales del mes de septiembre de 1709 comienza a sufrir una gran enfermedad con dolores muy fuertes. El seminario del Espíritu Santo cambia de nuevo de casa y, un día después de haberse instalado en esta última, el 2 de octubre de 1709, Claudio Francisco Poullart des Places fallece, a los 30 años, rodeado de todos sus discípulos.
Sus funerales se llevaron a cabo de una forma muy sencilla, de acuerdo con el espíritu de pobreza que él había mostrado siempre, tanto con sus palabras como con sus actos. Sus restos mortales fueron depositados en la iglesia de San Esteban ( París) , en una fosa común.
Veintitrés años después de su muerte, el 1 de enero de 1732, el Seminario del Espíritu Santo, se trasladará a la casa en la cual tendrá ya su emplazamiento definitivo, calle Postes, que actualmente es calle Lhomond, que se convierte así en la Casa Madre de la Congregación del Espíritu Santo.
Un buen número de sacerdotes formados en el seminario del Espíritu Santo parten para ejercer su ministerio en tierras de misión. Poco después de la revolución, el gobierno francés, encarga al Seminario del Espíritu Santo la tarea de formar y enviar sacerdotes a las colonias y, poco a poco, la obra de los estudiantes eclesiásticos fundada por Claudio se convierte en una congregación misionera.
Oración para la beatificación del P. Claudio Poullart des Places:
Dios, Padre de infinita bondad, te alabamos por haber dado a tu Iglesia la Congregación del Espíritu Santo, por medio de Claudio Poullart des Places. Que el testimonio de una vida santa que nos ha dejado, especialmente su amor por los pobres, sea luz para nuestras vidas y nos lleve a vivir nuestra misión con la audacia del amor propagado en nuestros corazones por el Espíritu Santo. Señor, te pedimos su beatificación, y la gracia particular que hoy por su intercesión, suplicamos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén